miércoles, 31 de agosto de 2011

¿Como verse bien en Invierno?

 En éste invierno, todas nos preguntamos lo mismo: ¿Como hacer para verse bien detrás de esos buzos, poleras, calsas, guantes y capuchas? Una guía facil y efectiva para seguir llamando la atención si tener que morirte-por no decir otra cosa-de frio polar.


1. Usá ropa Térmica
La ropa térmica te proporciona calor, y al ser finita y pegada al cuerpo, es como si no tuvieras nada puesto. Así que si queres verte bien, usá la ropa que usarías normalmente con una remera térmica abajo en el torso, y leggins o cancans en las piernas. Arriba, ponete esas remeras que tan bien te quedan, o ese chaleco lindo que te compraste, y no le temas a ponerte dos pares de cancans. ¡Si las estiras bien no se notan, y dejan que muestres tus piernas lindas con algunas polleras!
 Las remeras térmicas se encuentran mayormente en las casas de deportes, así que la próxima vez que pases por un Nike, no pases de largo ;)


2. BAÑATE en accesorios
Si sos de las que en invierno mueren de frío, vas a intentar protejer tu cuerpo antes que nada. Pero, ¿cómo hacerte notar si tu cuerpo está hundido debajo de miles de camperas? Una palabra; accesorios. Bufandas, binchas, guantes, gorros, bolsos, botas. Todo suma. Y a veces, más es mejor. Si los convinás bien, vas a notar la diferencia. 


3.Ropa Superpuesta
No hace falta esconderte debajo de esas camperotas que no te dejan ni moverte para estar calentita. Usá poleras, remeras de manga larga pero de tela fina. Optá por lana, cachemira, en vez de algodón. Usá tapados alargados y no muy anchos, así mantenes la imagen esbelta que todas queremos.


4. No le temas a las rayas ni al cuello tortuga
No te dejes llevar por lo que la gente siempre dice de éste cuello. Si está en un vestido o remera larga, y, sobretodo si éste tiene rayas, crea una imagen alargada y flaca, que se adhiere como poxipol a tu cuerpo. Solemos escuchar por todas partes que las rayas horizontales engordan, pero solo es así cuando la tela es muy gruesa o la prenda es holgada. Pero si encontrás una remera de mangas largas de lana, con cuello tortuga, no dudes en llevarlo, es ideal para un invierno frio.


5. Sabé elegir
Si sos de las chicas que pasan hoooras y hooooras en una tienda, ahora tenes la excusa perfecta. En invierno no compres ropa "así nomás". Un buzo muy apretado puede no dar el resultado que esperas, (y como es invierno y todas comemos mas, no esta muy piola que se noten los rollitos, no?), y un buzo muy grande vá a dar una imagen gorda de nosotras mismas. Buscá el talle adecuado, y no salgas de la tienda hasta haber visto todos los buzos posibles antes de comprar uno. QUE LA VENDEDORA SE LA BANQUE, ELLA ELIGIÓ LABURAR DE ESO. 


6.Imponé

Imponé color, imponé accesorios, imponete. 
Probá cosas nuevas, en el invierno hay que experimentar de todo, total, todos estan tan cag**dos de frio que con suerte se dan cuenta. No te niegues al color. No te niegues a seguir tus instintos. Probá usar bufandas extrañamente largas. O medias hasta la rodilla. O botas de un metro. O buzos a cuadro. No importa que uses, una persona se puede ver en lo que sea si tiene actitud.




"La Chica Perfecta"

Sobre gustos no hay nada escrito. Éste blog lo hice para cualquier chica (rubia, morocha, pelirroja, alta, flaca, rellenita, petisa) que cree que existe una chica perfecta, a la que nunca vamos a poder alcanzar. Ese pensamiento yo lo tuve hace un tiempo, y me dí cuenta de que era estúpido, y de que no tenía sentido gracias a los apoyos de mi mejor amiga.


Esa chica. Abrís el Facebook, buscás en los amigos de él, y ahí aparece.
 Es perfecta. Con un pelo rubio largo y brilloso. En la fiesta, la vez con ese vestido apretado que le queda impecable, y te mordés el labio cuando despejás la mirada, y vez a todos esos chicos, que quieren estar con ella.
 Es perfecta. Con unos ojos celestes claros como el agua. Y un cuerpo que jamáz vas a tener.
Cerrás el Facebook. Llamás a tu viejo para que te valla a buscar a la fiesta, porque estás demasiado deprimida.
¿Por qué es tan linda? ¿Por qué yo no? Te encerrás en tu cuarto, y no mirás el espejo porque sabés que nunca vas a ver lo que ella ve cuando se mira por las mañanas.

¿Ya estás muerta de amargura? Bién, porque para eso escribí esa introducción. Así concentrás tu enojo, tu ira, tu envidia en eso. Porque te voy a dar la cura para que te vuelvas a sentir bien, y esta vez, para siempre.
 Pimero que nada, abrí el Facebook denuevo y mirala. Mirá su melena rubia, sus ojos de cristal, su cara suavecita, su cuerpo perfecto y preguntate: ¿Es en serio tan linda?
 Si respondiste que si, seguí yenedo.
¿En serio? ¿Es taaaan linda? ¿Tanto? ¿Tan perfecta? ¿Tan angelical? Si seguis respondiendo que si, cerrá Facebook.
 Ya se terminó tu problema. 
Te estarás preguntando por qué. Bueno, si tuviste la facilidad de cerrar la página tan rapido, significa que no es tan linda, ni tan perfecta, ni tan angelical como para seguirla mirando. 
Es una chica común y corriente, que no vale más que vos. Entonces...¿por qué todos dicen lo linda que es? Bastante facil.
 No es que sea más hermosa que vós, ni que tenga un cuerpo más bonito que el tuyo. Es, basicamente, una ilusión.
 En latinoamérica, es común que estemos poblados de mujeres morenas, con ojos profundos y oscuros, y cuerpos ondulados. (Qué, en la opinion de muchos-incluyendome-son hermosos)
 Eso, sin embargo, crea la situación de que cuando hay mujeres flaquitas, sin curvas, o de pelo casi blanco y ojos claritos todos estén atrás de ellas. Pero no. Tampoco es tan así.

 Si conoces a los hombres-sobretodo a los adolescentes- sabrás que actúan en manada. Lo que hace uno, lo hacen todos. Así que si conversaras en privado con cada uno de los chicos de tu grado, te sorprendería lo que podrías llegar a escuchar. Te darías cuenta, de que al contrario de lo que creias, no todos mueren por ella. Lo sé porque lo hice.
 Muchos me dijeron que preferían a las morenas, o que creían que la mina ésta era muy escuálida, o que sus ojos se parecían a los de un asesino serial. 
 ¿Ves como de a poco te vas enterando de éstas cosas? Quién lo diría. 
Y si todavía no me crees, preguntales a los chicos de tu alrededos si creen que Jessica Alba es linda, o Keira Knightley, o Rocío Igarzabal. Seguramente te dicen que si.
 Bueno, ninguna de las tres tiene ojos claros, y Keira y Jessica son naturalmente morochas. 

 Asi que, por última vez preguntate, ¿En serio estas chicas son tan lindas, o son minas normales? ¿En serio todos los chicos mueren por ellas, o es lo que nos hacen creer? ¿En serio vale la pena ponernos mal porque no somos supuestamente "perfectas"?
 Te aseguro que no. Para mi, todas ustedes que están leyendo esto, estan bárbaras ;)

Advertencia: Obviamente, no es necesario que la "chica perfecta" que menciono acá sea exactamente así. Todas siempre tuvimos a esa "chica angelical" a la que queríamos parecernos, sea rubia, morocha, pelirroja, peliazul, peliverde, etc...

Les dejo imagenes de estas tres mujeres de ojos profundos...
 Rocío Igarzabal
Keira Knightley
Jessica Alba





Bulimia-Historia Real

La siguiente es una historia real, para todas aquellas que alguna vez tuvieron una etapa, o consideraron la bulimia, es decir, el vómito después de las comidas. Es medio larga, pero pónganse las pilas y lean, que tiene un final feliz ;)


-Pero, ¡que grandes que están!-exclamó la tía Lorna, desde el fondo de la sala. En un principio no la divisé, pero ni bien se adentró a mi panorama un rulo rubio platinado, falso y enmarañado desde detrás del sillón, reconocí a aquella vieja loca en un instante.
 Con su mirada nos recorrió a mi y a mi hermana de arriba a abajo, y juré haber notado cierto desagrado por su parte, aunque le resté importancia. Esa nariz chata y grandota, y esos ojos que se escondían tras sus pómulos operados hacían que a la tía se le viera siempre una cara de asco.
La esquivé y me dirigí a la cocina, en donde mi abuela, eufórica, mezclaba los huevos mientras le repetía a su hermana que todos habíamos llegado "irrespetuosamente temprano", y no le habíamos dado tiempo para terminar el suflé de chocolate derretido. La saludé con una sonrisa, y le deseé feliz cumpleaños.
-Gracias, nena. ¡Mejor hubiera sido si hubieran llegado un poco mas tarde!
Me reí y dejé su regalo en una silla, mientras mi tía abuela, Berta, me invitaba a probar unas bolas de manteca y queso rallado. Agarré dos, y escuché que tocaban el timbre.
-¡Andá a abrir, nena, que debe ser Julieta!- me dijo mi abuela. Miré extrañada, Lorna era la mamá de Julieta, y ya se encontraba en el living.
-Y, ¿por qué viene sola?- pregunté mientras pasaba mi dedo por lo que parecía una crema de dulce de leche.
-Porque va a presentar al novio.-me contestaron.
 Eso sí que me tomó por sorpresa. Julieta era una chica fea, gorda, con los ojos metidos para adentro y unos dientes que parecían carteles; algunos salidos, otros cortados, otros empujados para atrás y por supuesto, aquellos que se habían puesto amarillos (o incluso negros) con el tiempo.
 El único novio que Julieta podía conseguir era un petiso obeso, y tal vez, con mucha suerte, de lindos ojos y poca vista.
 La intriga me llevó directo a la sala de estar, que aunque en un principio me pareció vacía, ahora con suerte se podía uno dar vuelta sin empujar a alguien. Dos personas habían llegado. Sin embargo, no era Julieta, pensé cuando vi la espalda de una esbelta mujer. Pero en el momento en el que la misteriosa chica se dió vuelta pude reconocer la nariz, los ojos y la barbilla de mi vieja amiga, que, al no tener esas capas enormes de grasa, ahora podían notarse con claridad.
¿Qué le había pasado? Me pregunté. Parecía una persona nueva. Flaca, chiquita, y mucho más agradable de ver.
El novio era el que no le hacía justicia. Aunque lindo, no podía compararse a la sorpresa que me daba la hermosa figura de ella, la cual ahora podía abrazar y tocar mis propias manos detrás de su espalda.
 Alegre, y por completo maravillada, fuí a saludarla. Una expresión aún más desagradable que la de su madre colmó sus ojos al momento en que me vió, con mi figura oronda, masticando con mis dientes una bola de manteca. Los de ella seguían siendo desagradables, pero escondidos en esa carita de porcelana ahora no se notaban.
 Nos sentamos en la mesa en cuestión de segundos, y fuí la primera en tomar uno de los panes de roquefort que constituían el centro de mesa. Advertí que la loca de Lorna me sonreía de forma extraña y comentaba algo con el novio de Julieta, sin quitarme los ojos de encima.
 Sonreí. Mamá me había dicho que me veía muy linda esa noche. Por suerte había logrado que me entrara aquel vestido. Ya era de hacía un mes; que me entrara solo podía significar que había adelgazado.
Esa noche comí de todo. Sanguchitos de matambre, salichichas rellenas, empanadas fritas, fideos a los cuatro quesos y todo tipo de postres. Cuando llegó la hora de irnos, el dolor de panza era infernal.
 Me subí al auto, solo para pasar el peor viaje que alguna vez tuve.
-Que linda estaba Julieta.- comentó mamá.
-Si.-contesté.
-Flaca.-agregó.
Dos minutos de silencio pasaron volando.
-Supongo que vos no querés tener novio.-susurró.
Me quedé extrañada.
-¿Que querés decir?
-Y, que nunca te ví con tanto peso, hija.
Tuve que zarandear la cabeza para comprobar que aquello estaba pasando.
-¡Pero si me queda el vestido! ¡Es de como hace un mes!
Mi mamá emitió una risa burlona.
-A mi me queda ropa de hace cinco años.
-Pero yo estoy en crecimiento.-me apuré a decir.
-Si, si no te cuidás va a ser crecimiento de panza, nomás. ¿No te dás cuenta de las caras que te hacía cuando atacabas esas empanadas?
-No.-mentí. La verdad era que en ese preciso momento aquellas expresiones estaban pasando por mi mente. Expresiones que yo había interpretado como que dejara que otras personas se sirvieran de las empanadas, pero nunca las había relacionado con mi cuerpo.
 Llegamos a casa, y corrí al baño para comprobar lo que mi mamá decía.
Sesenta y dos kilos. Trece años, y sesenta y dos kilos.
-Soy de huesos grandes.-pensé, tan solo para evitar la realidad, y se me ocurrió hacer algo que nunca me había tomado la molestia de hacer.
Me saqué toda la ropa y me miré al espejo como si fuera la primera vez que lo hacía.
 Juro con certeza que aquel fue el peor momento de mi vida.
Una lágrima resvaló por mi robusto torso.
Gorda. Fea. Enorme.
Una ballena que se escondía bajo ropa holgada, y lo peor de todo, que lo acababa de notar.
¿Así me veía yo? ¿Así me veía la gente todo el tiempo?
 Me daban pena mis propios amigos, que tenían que soportar que los abrazara un mounstruo con sus brazos rellenos. Y la gente desconocida de las fiestas, que tenían que verme bailar moviendo aquellos muslos grasosos.
Ahora entendía todo. El rostro asqueado de Lorna y de la modelo que había suplantado a su hija. Las risas de la loca y del novio de ésta modelo, cuando observaban mi concentración al limpiar el plato de tuco con pan que después metía a mi boca, en mi barril sin fondo.
¿Qué me había pasado? No recordaba ser así. Era como si me hubiera comido a la chica que era antes.
 No lo entendía. ¿Cómo podía ser tan horrible si el día anterior tres chicos en el campo de deportes me habían pedido de ser su novia? Decidí olvidarme de ello enseguida al descubrir que la respuesta a esa pregunta era que esos chicos se estaban burlando de mi. Una broma típica a la chica gorda.
 Esto tenía que parar. Y todavía faltaba que mi panza digiriera lo que había comido esa noche.

 De repente, una idea se me cruzó por la cabeza.
Temblando, introduje mi dedo por mi garganta, hasta tocar mi vulva. Nada. Ni los sanguches de matambre, ni las empanadas, ni los fideos. Era una gorda que ni siquiera podía vomitar lo que acababa de ingerir.
Me senté en el suelo frio del baño, y comencé a llorar.
 De la nada, una bocanada de aire desde lo más profundo de mi estómago salió por mi boca, tomándome por sorpresa. Y junto con ésta, también se fué todo lo que había comido. Por suerte actué rápido, y logré dirigir la mayoría al inodoro. Fué desagradable, pero a la vez, safistactorio.
 Ese fué el comienzo de mi etapa de bulimia. Con el tiempo dejó de darme asco, y comencé a hacerlo más seguido.
Extrañamente, después de cada vómito me sentía aún mas rellenita. Y hace poco nomás, después de algunos años, me enteré de que de hecho, vomitar no adelgaza. Lo que me ayudó a adelgazar fueron las visitas a esa querida nutricionista, amiga de mamá. Claro que ahora entiendo por qué tardé tanto en recuperar mi figura. La dieta y el ejercicio son buenos, pero cuando una tiene puesto en la mente que hay que vomitar después de cada comida, es muchisimo más dificil.


La bulimia no nos lleva a ningun lado. Además de que, aceptémoslo, es una experiencia asquerosa.


Cómo identificar a los mentirosos sexuales.

Lo primero en que se piensa cuando se dice la palabra "adolescentes" es en sexo.
Esto es, porque basicamente, si. Los adolescentes pensamos en sexo. Mucho.
Y si estás leyendo esta entrada es porque sos una de ellas.
 Muchas escuchamos de esos dos pibes en nuestro grado, los que "ya lo hicieron", y por ahí hasta tenemos amigas que también dicen lo mismo.
¿La verdad? Es probable que la mitad de éstas personas estén mintiendo. Si, puede ser que lo hayan hecho, pero digamos las cosas como son. Tener relaciones sexuales para los hombres es un logro, y se toma como tal. Y como vivimos en una sociedad machista, es probable que si todos se enteraran de una chica que lo haya hecho, la tomarían como una prostituta. Lo odiamos, pero es la verdad.




El hombre queda como el "winner", la mujer como la puta.

 Ahora, ¿como saber quién miente y quién no? Muchas personas creen que alguien que ya tuvo sexo antes sabe decir quien es virgen y quien no. Pero esto es una completa mentira.
La verdad es mucho mas retorcida.
 Casi siempre creemos que ese pibe que siempre habla de sexo probablemente ya lo hizo. Pero nos equivocamos otra vez. Casi siempre, la persona que mas dice de haberlo hecho, más está mintiendo.
Esto no es ciencia cierta, por supuesto.
 Pero es bastante común que una persona que si lo haya hecho realmente reaccione de las siguientes maneras cuando le preguntamos (si es que tenemos los cojones para preguntarlo):
1. Que se ponga rojo como una toallita Days.
2. Que trate de cambiarte de tema.
3. Que te lo niegue mientras se rie, avergonzado.
4. Que te diga de forma completamente normal, "si".
 La gente que lo hizo suele tomarselo de forma más madura que la gente que todavía no, y quiere hacerlo. Porque a fin de cuentas, una vez que se tiene sexo, la persona no cambia. Seguís siendo el mismo boludo de siempre.

Nunca en este blog voy a insitarlos a tener sexo, ni tampoco a revelar información personal, pero si puedo decir, que ésta entrada chiquita es una introducción a este tema tan enorme que vamos a ir viendo. Y no importa a que edad se tiene sexo. Los amigos no se eligen por ser vírgenes o no.
 Asi que la próxima vez que escuchemos a ese chabón hablando y presumiendo de sus experiencias sexuales, yo me fijaría bien, porque es muy probable que la mitad sea mentira.

Adolescencia (?

-¿Es posta?
-Si, no me digas que no.
-¡Te juro que no, idiota!
-Si, comí un monton.
-No. Estás. Gorda. Tarada.
-...
-Estas demasiado flaca, te vas a volver paranóica.

Y te callás. Te callás porque sabés que tu amiga nunca lo va a entender. No importa si ella te lo dice, te lo repite y te lo vuelve a decir. Vos estas gorda, vaca, horrible. Y si no es porque estás gorda, es porque te salió un grano. Y si no te salió ninguno, es por otra cosa. Porque por alguna razón él no te quiere. O por alguna razón, todos tus amigos se están llendo. ¿Fué por eso que dijiste la otra vez? No tenes idea. Pero seguro que si.
 Y ahora te queres arrancar las venas-tal vez literalmente-porque te sentis mas sola que Hitler el Día del Amigo.
"Ya va a pasar..." "Es una etapa..." te dicen. Si. Que se vallan a cag...
¿Una etapa? ¿No se supone que esta es la etapa? Tendría que estar pasándola barbaro, y solo la paso mal.
Éste blog es para todas esas jóvenes. Todas esas chicas que se miran al espejo y se ven gordas, todas esas chicas que tienen que levantar cuatro materias mañana y todavía no tocaron un libro, todas esas chicas que están hartas de tener pelea tras pelea con su vieja.
 Basciamente, para esa multitud entre, digamos 13 y 19 años...
Éste es un blog para todas las adolescentes.