viernes, 2 de septiembre de 2011

Cómo ignorar lo que la gente piensa de vós.

En el mundo en el que vivimos, las personas son cada vez más crueles. Sobretodo a la edad de la pendejada. Imagínate un mundo de círculos negros, todos iguales, en donde nadie sobresale. Ahora imagínate que aparece un cuadrado pintado de verde, ¿qué crees que vá a pasar? Los círculos van a intentar tirarlo abajo, destruirlo.
 Lo mismo pasa con nuestra sociedad. En una clase, es común que haya siempre una o dos personas dejadas de lado, y ¿por qué? Porque son los cuadrados verdes. Personas que piensan y actúan diferente, y por eso sobresalen. Sin embargo, en un mundo de circulos negros e iguales, sobresalir está mal, entonces aparece el bullying.

 Para todas las que vieron alguna vez Glee, o cualquier otro show en el que hayan chicos que son empujados, metidos a los casilleros o les lavan la cara en el inodoro, eso es el bullying. Los bravucones (bullys) son personas, usualmente de figura más musculosa o fuerte, que son parte de los círculos negros. Y cuando encuentran a un cuadrado verde, hacen que su vida sea una miseria.
 Lamentablemente, esto pasa mucho, en todos los países del mundo. Y te aseguro que si te fijas, en tu colegio también hay alguien dejado de lado. El “rarito” del grupo.

 Puede que incluso vós seas esa persona. Yo, por mi parte, lo fui toda mi vida. Me gusta mucho escribir, dibujar, leer, y eso, en el mundo de ahora, es de “nerds”. De “tragas”. Toda mi vida me tuve que bancar personas que me dijeran “rara”, o “marimacho”, solo porque me importa un soberano carajo el tema de pintarme las uñas o mirarme al espejo todo el tiempo. Recién ahora que estoy empezando a salir más, estoy aprendiendo lo que es el esmalte. Pero sé que nunca voy a ser una chica femenina, y la verdad, no me interesa.

 A lo largo de mi vida conocí mucha gente como yo, distinta. Y muchos me preguntaron “¿Cómo hacés?” para que no me importe que me carguen o me boludeen.
Bueno, la verdad es que conozco la verdad. Y con eso me basta.
La verdad es ésta que les conté, la de los círculos negros. Una sociedad que no acepta las diferencias, y cuando alguien sobresale, hay que hundirlo. Eso está mal, y ninguna persona se merece sufrir por ser diferente.
 Si sos dejada de lado, probablemente, en algún punto de tu vida te pusiste a pensar: “¿Y si soy yo? ¿Y si la culpa es solo mía y no de ellos?” Bueno. La verdad es, que si sos una persona cerrada en tus pensamientos, puede que la culpa sea un poco tuya. Pero si más de una vez intentaste hacer amigos en tu entorno y te trataron mal, no tenés nada de que culparte. Ser distinto es algo bueno. Nos hace especiales y diferentes. Y te aseguro que en ese grupo de cuadrados blancos, muchos quieren rebelarse y cambiar, pero por miedo a que los empiecen a molestar no lo hacen. Entonces pretenden ser lo que no son. O sea, caretean.

 Una de las razones por las cuales cada vez que me boludean no me importa, es porque no me siento sola. Tengo la suerte de haber encontrado amigos que son como yo. Y los encontré en lugares que no me lo esperaba. Si te sentís sola, tenés que tener en claro que existe gente igual a vós, con tus mismos intereses. Solo tenés que encontrarla.
 ¿Quién diría que en el cuarto colegio al que fui, la chica de piel clarita, con ojos dorados que se sentaba siempre en una esquina, alejada de todos se iba a terminar convirtiendo en mi mejor amiga? La verdad es que no nos parecemos en nada. A ella le encantan los vestidos, mientras yo tengo un estilo bastante “dark-rock”. Ella es más limpia que Mr. Músculo, y yo soy un desastre. Pero hay algo que nos une, que nos diferencia. A ninguna de las dos nos gusta salir a bailar con un montón de gente desconocida, apretadas en sudor, música que ni siquiera nos gusta.
 Encontrar a alguien como vós no tiene por qué ser difícil. Primero, tenés que conocer en tu entorno muy bien a todos, porque puede que la persona que menos pensaba te sorprenda. Y segundo, tenés que seguir tus gustos. Si sos fan de una serie, buscá en Internet algún foro o club de fans, y unite. Vás a poder conversar de algo que te interesa, con gente que piensa como vós. O, si por ejemplo te gusta el hip-hop, buscá clases de hip-hop en algún centro cultural. Vás a terminar haciendo lo que te gusta, con gente que quiere hacer lo mismo, y no tiene por qué ser caro ni difícil.
 El tema es que no estás sola. Así que, la próxima vez que te entren a boludear, y te digan que sos una “rarita”, construí un muro a su alrededor, y no los escuches. Te tiran abajo porque envidian poder ser como vós. Distinta. Única. Un cuadrado verde. 

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